Principio bíblicos del discipulado
«Venid en pos de mí, fueron las palabras de Jesús. La gran causa era el Señor mismo en persona. El era el objeto principal, la única atracción. Su llamado al discipulado fue primeramente dado a los doce discípulos, después a los setenta, y de allí entregado para su proclamación a través de todo el mundo. Esto es lo que se conoce como la Gran Comisión, que les fue dada sobre un monte alto de Galilea: «Por tanta id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado».
Observemos que todos los creyentes son llamados a ser discipulados y a discipular, no solamente un grupo selecto de los hermanos más devotos. Es una llamada para todo lo que son y todo lo que poseen. Los principios del discipulado capacitan al creyente para vivir correctamente para Dios, y así influir en su comunidad, en la nación y en el mundo entero. Este es el plan de Dios para alcanzar a la humanidad con el mensaje del evangelio, usando el método de preparar a hombres y mujeres para que lleguen a ser discípulos que verdaderamente representen al Salvador en el mundo.